martes, enero 24, 2006

Más desde el Mar de la Felicidad ©

Arrecian los ataques a disidentes cubanos

Docenas de cubanos gritando insultos y agitando los puños en alto rodearon hace pocos días al disidente Guillermo Fariñas exigiendo saber si tendría el valor de denunciar a Fidel Castro delante de ellos.

Pálido y tembloroso, el psicólogo y periodista se arrodilló en una calle de Santa Clara, su ciudad natal, en la parte central de Cuba.

«Me arrodillé y dije "¡Abajo Fidel!"» afirmó Fariñas, de 43 años, en una entrevista telefónica desde Cuba. «Empezaron a darme patadas y puñetazos que me dejaron lleno de magulladuras. Se detuvieron cuando se dieron cuenta de que no iba a perder mi dignidad y que no iba a decir cosas que no sentía».

Fariñas había sido víctima de una vieja táctica del gobierno cubano que se ha vuelto a poner de moda: los «actos de repudio», los ataques que turbas de partidarios de Castro realizan contra los críticos del gobierno.

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Pero la táctica del gobierno pudiera estar resultando contraproducente. Una semana después del acto de repudio contra unos 30 miembros de las Damas de Blanco --esposas, hijas y madres de opositores políticos encarcelados-- el número de mujeres participantes en la marcha semanal del grupo más que se duplicó.


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