domingo, septiembre 23, 2007

Grupos de presión ante el Estado todopoderoso (y II)

En un artículo escrito hace más de dos años, Carlos Alberto Montaner explicaba algo generalmente desconocido sobre el plan para aplastar, sangrientamente por supuesto, las protestas lideradas por Lech Walesa. Vale la pena citarlo ampliamente:

¿Por qué Gorbachov no recurrió a la fuerza y exterminó a los demócratas de los países satélites, como habían hecho Stalin, Krushov y Breznev, sus antecesores en el Kremlin? Sin duda, porque la URSS estaba en medio de una enorme crisis económica, agravada por la frustración de la guerra en Afganistán, el desabastecimiento local y también, por qué no, por la naturaleza psicológica y moral de Gorbachov: era una persona a quien le repugnaba la violencia. Sabía que, aún en andrajos, el Ejército Rojo podía terminar en una semana cualquier brote de desobediencia, pero al costo de matar a decenas de miles de personas. Gorbachov, afortunadamente, no tenía el instinto homicida que eso requiere.

No obstante, parece que sí examinó a fondo esa posibilidad. Hace unos años el disidente ruso Vladimir Bukovski me contó que, tras la apertura (parcial y momentánea) de los archivos de la KGB, había hallado una correspondencia secreta entre Moscú y Varsovia para lanzar las divisiones rusas sobre Polonia y liquidar la rebelión acaudillada por Walesa. El presidente polaco Wojciech Jaruzelski estaba de acuerdo, pero le solicitó a Gorbachov el previo envío de cuarenta mil toneladas de carne que serían recibidas por los polacos como una prueba de la invencible solidaridad de la patria del socialismo. Tras la carne entrarían los soldados triunfalmente, en medio de los aplausos de un pueblo más preocupado por la falta de comida que por la ausencia de libertades.

El problema es que no había carne... No hubo, pues, carne, ni tampoco, gracias a Dios, invasión a Polonia.

Esto es algo realmente deprimente sobre el destino de la oposición en un régimen totalitario: la represión no solo está garantizada sino que será aplaudida por los aplastados (de lo demás se encargará la maquinaria propagandística para lavar la cara del régimen y desenmascarar a los agentes del imperialismo, etc.).

En el contexto actual la "falta de carne" puede ser suplida por las potencias "imperialistas", ya tenemos de ejemplo a los Estados mendigos Cuba y Corea del Norte, el primero que no dudó en chulearse, en el mas estricto significado del término, a España (o, mejor dicho, a sus empresarios que ahora están llorando su "visión" empresarial por invertir allí), y el segundo viviéndose a Europa en general (para que la hambruna no sea peor de lo que de todas formas es) y a EEUU (!) en particular (bajo el nuevo expediente del chantaje nuclear).

Es decir, aplastamiento interno garantizado y patrocinado exteriormente. (Por lo cual los verdaderos revolucionarios saben que el comunismo no debe triunfar en todo el mundo, no importa lo que digan, porque necesitan que algunos países capitalistas les financien el socialismo.)

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1 comentario:

Anónimo dijo...

TE sigo leyendo. De este testimonio algo había escuchado, gracias por el dato.

saludos