miércoles, septiembre 12, 2007

Anarcoestatistas de Venezuela

En su libro "Anarcoestatistas de España, un análisis histórico, económico y filosófico del anarquismo español", Bryan Caplan hace un recorrido de lo que fue la Guerra Civil española, enfocándose en el papel desempeñado por los anarquistas españoles y, en particular, el contraste entre sus principios y la práctica de éstos en medio de ese conflicto.

En el texto leemos que, como no podía ser de otra manera por lo que veremos, los anarquistas traicionan una y otra vez sus principios de voluntaridad, igualdad y anti-jerarquía. Claro, pueden alegarse las circunstancias bélicas del momento, pero si eso fuese una excusa válida simplementemente significaría que el anarquismo puede existir únicamente en tiempos de paz, cualquier asomo de guerra implicaría la suspensión de sus principios. Paralelamente se va desarrollando una crítica teórica del anarquismo que, independientemente del contexto en que se desarrolle --guerra o paz--, revela que la práctica de esa doctrina sólo puede hacerse por medio de la compulsión, es decir, de la creacción de facto, y aunque se reniegue de él, de un Estado.

En el caso particular de la Guerra Civil española, la creación (o uso "práctico, si prefieren) por parte de los anarquistas de ese Estado disfrazado bajo muchos nombres (consejos, comités), corrió aparejada con la colaboración anarquista con el Estado creado por las otras fuerzas socialistas que lucharon en la guerra, particularmente los comunistas. No sólo participaron los anarquistas en el gabinete ejecutivo, sino que sirvieron de cadena de transmisión del gobierno de ese Estado (adiós, anti-jerarquía).

Al final los comunistas terminaron sacando a los anarquistas del gobierno y de cualquier posición de poder y, de no haber triunfado Franco, la historia hablaría de la masacre de los anarquistas españoles por parte de los comunistas.

Hace poco un anarcoestatista venezolano, escribió lo que parece ser un intento de reedición (*) de lo que podríamos llamar, siendo generosos, la ingenuidad del anarquismo español. En resumidas cuentas, nuestro anarcoestatista criollo, en principio, no tiene ningún problema en bailar con el diablo, el Estado, porque éste, personificado circunstancial y temporalmente en Hugo "brizna de paja en el viento" Chávez, está desarrollando un proceso que apunta algo-así-más-o-menos hacia donde él mismo quiere ir.

Por supuesto, está convencido de que ese pantano no salpicará sus impolutas plumas y, en consonancia con su personalidad, hace alarde de que le cantaría sus cuatro verdades a Chávez (**) en su cara (si tuviera acceso a esa cara, por lo pronto se conforma con hacerlo en su propio entorno). Lo cual por supuesto que es admirable e inspirador, pero si bien el carácter define el destino, el voluntarismo, por sí solo, no pasa de la esquina y para comer con el diablo se necesita un cucharón muy grande. Y esto se torna más grave por la misma razón por la cual un supuesto anarquista apoya la superestatización de la sociedad.

Porque supuestamente la forma de impedir que tanto él como su grey acaben igual que los anarquistas españoles a manos de sus camaradas comunistas consiste en ¡tener a los depositarios de ese poder absoluto bajo su propio control!:

Por supuesto que en el futuro soñado, el más hermoso, tendremos un país sin Presidentes y [sin] Leyes. Pero mientras estas figuras existan habrá que mantenerlas controladas. Es decir, en manos de los buenos de la película, que somos nosotros.


A eso se resume la "táctica" para impedir que el poder se "desboque" y vaya por donde el anarcoestatismo criollo dice que debe ir. Y podemos preguntar aquí ¿con qué se sienta la cucaracha? La forma como supuestamente tendrán a los poderosos bajo su control,según se desprende de los pocos textos que algo hablan sobre eso, sería mediante la presión social de la sociedad social organizada socialmente en sociedad, es decir, el profeta y su grey "presionarían" (ponga aquí como cree usted que lo harían) y el gobierno presionado por esa presión se sentirá, me imagino, presionado, lo cual hará que cambie su opinión o, cuando menos, escuche la de los presionadores.

Sería muy largo poner aquí la argumentación detallada de por qué un Estado todopoderoso no le pararía medio a ese tipo de presión, así como enumerar los casos de estados todopoderosos de los que, óiga, ¡que cosas!, nunca hemos oído que tuvieran presiones similares (bueno sí, sí hemos oído, pero los presionares eran invariablemente una minoría de agentes extranjeros desestabilizadores), y estamos hablando de gobiernos con décadas de "paz social".

El hecho de plantear tales ideas a favor de un poder absoluto, ya indica que la evidencia de los hechos ha sido voluntariamente obviada. Por el lado teórico, no mejora mucho el asunto, pues estar a favor de un poder absoluto que supuestamente controlaremos quienes estaremos controlados por ese poder, revela que la contradicción interna del planteamiento ha sido también puesta de lado (además, la lógica, como sabemos, es un invento burgués). Al final, como al principio, solo queda la Fe.

ACTUALIZACIÓN: Ver también este post.

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5 comentarios:

JRD dijo...

"...para comer con el diablo se necesita un cucharón muy grande".

Larry dijo...

Sí, la Fe es lo único que les queda. Pero es una fe completamente negada por toda la historia. Es decir, esperar que un estado se agrande y fortalezca hasta el límite y luego, por algun azar de las circunstancia se diluya y desaparezca para dar paso al paraíso anarco-comunista ya ni siquiera es fe, es utopianismo y un desconocimiento total y burdo de como funcionan las cosas en el mundo real.

Yo iba a escribir un artículo con precisamente esta misma idea, pero te me adelantaste y aparte de lapidario, te quedó gracioso.

Klaus Meyer dijo...

Espero leer pronto ese post sobre el tema desde tu punto de vista. La experiencia de la GUerra Civil española (entre otras) curó de espantos a los libertarios, hasta donde se, por eso me pareció surrealista que se cayese en lo mismo que los anarquistas españoles.

Saludos.

Anónimo dijo...

Para saber sobre el anarquismo visita El Libertario

Anónimo dijo...

El Libertario es una buena opción. Es bueno que se sepa que los editores de ese periódico NUNCA han estado con este gobierno ni con ninguno y MUCHO MENOS han estado jamás de acuerdo con que se le dé tanto poder a una persona que para peor tiene una rígida formación militar.