Aun cuando V de Vendetta tuviera la declarada intención de convertirse en una feroz crítica al thacherismo de la época, lo cierto es que la historia refleja a la perfección tanto la lucha del individuo contra el Estado como la ficción parsimoniosa en que viven los ciudadanos, ante la expansión del intervencionismo.
El Estado policial y fascista llega en la novela de Lloyd y Moore trece años más tarde de lo previsto por Orwell en 1984, pero su fisonomía es idéntica: el militarismo termina por encumbrar un Gobierno obsesionado por la seguridad que termina erradicando la libertad y asfixiando la autonomía individual. La ignorancia, la despreocupación, la ingenuidad, el automatismo y la irreflexión, cultivados por la propaganda política, se apoderan de unos ciudadanos que dejan de vivir por y para sí mismos y cuya única función es sostener un régimen corrupto y tiránico.
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2 comentarios:
Uf...que susto!
Por un momento pensé que la cosa tenía que ver por estas latitudes.
"Anarquía significa sin líderes, no sin orden. Con la anarquía llega la edad del Ordung, del orden real, es decir, del orden voluntario".
No podría estar más de acuerdo.
Salud y (A)!
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