Los productores pueden, a todos los efectos, recibir bonos de papel que les den derecho a retirar de la oferta social de bienes de consumo una cantidad de los mismos que corresponda al tiempo de trabajo efectuado...
Karl Marx, Siglo XIX[1]
[El] mercado comunitario ... por una parte, [estará] orientado a satisfacer las necesidades de la comunidad a través de donaciones de bienes o servicios y, por otra, para realizar intercambios dentro de una determinada comunidad [a través de bonos de papel mal llamados moneda]...
El ideal es que el valor venga dado por el tiempo empleado para producir.
Hugo Chávez y Heinz Dieterich, Siglo XXI
Realmente no hay que conocer mucho del socialismo para saber que éste no tiene nada nuevo que aportar; de hecho, generalmente lo realmente "nuevo" que pueda aparentemente tener suele ser alguna desviación de la doctrina original y no una evolución. De todas formas no dejé de sorprenderme cuando leí el texto de Marx que cito al comienzo del post. Ha pasado más de siglo y medio y siguen vendiéndonos el mismo espejito (y seguimos comprándolo). Claro, el
marketing exige venderlo como si fuera algo nuevo, meternos gato por liebre (sobretodo para ocultar los resultados reales del "socialismo real" durante todo el siglo XX).
En todo caso quiero tratar un tema que se relaciona con éste de los "bonos de papel" marxistas y el pseudotrueque y la "paramoneda" anunciadas por el gobierno venezolano como si fuera el agua de babandí de la economía. Siempre que los teóricos del régimen hablan del Socialismo del Siglo XXI, por algún lado mencionan los "impresionantes" avances matemáticos y los más aún impresionantes avances tecnológicos a nivel se supercomputadoras que harán posible o viable este "nuevo" socialismo.
Leyendo un libro de Huerta de Soto (ver nota
1) terminé de entender estas obseciones cuyo origen se remonta a un debate que se planteó hace más de ochenta años en donde el economista austríaco Ludwig von Mises le daba la estocada final al socialismo, al demostrar que el cálculo económico era imposible bajo ese régimen económico.
Resumidamente, la tesis de Mises demuestra que en una economía dinámica la información aportada y
generada por los actores (es decir, los individuos) está cambiando constantemente, por lo tanto dicha información no puede ser centralizada, como pretenden los regímenes socialistas, para planifiacar la economía "racionalmente". Ante esta evidente falla del socialismo, sus defensores comenzaron a idear los más disparatados métodos para demostrar que el cálculo económico era posible bajo un régimen socialista, pero lo principal es que tuvieron que cambiar el debate mismo porque el original no podían ganarlo. Si Mises hablaba de una economía dinámica, los socialistas (por razones que mencionaré en otro post) cambiaron la discusión a una economía
estática, donde toda la información
estaba dada y nunca cambiaba o cambiaba previsiblemente. Siendo esto así, la labor del planificador socialista se limitaba a aplicar las las ecuaciones necesarias para procesar esa información.
Por esto es que de la poca información que se han dignado difundir los teóricos del Socialismo del Siglo XXI, hablan emocionados por los avances en las matrices de Leontieff[
2], o por la tecnología de procesadores[
3], que harían posible el procesamiento de esos datos estáticos (y, por lo explicado anteriormente, erróneos) "demostrando" que el cálculo económico es posible en el socialismo.
Como dije, este debate lleva décadas. Incluso defensores del socialismo han terminado admitiendo que no sólo la tesis misiana fue incomprendida por los socialistas sino que Mises tenía razón. Pero he aquí que en la Venezuela del siglo XXI los mitos no mueren sino que se convierten en religión oficial.
[1] Karl Marx, "El Capital", citado por Jesús Huerta de Soto, "Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial". La cita completa dice: "En el caso de la producción socializada el dinero es eliminado. De este forma se distrubuye el trabajo y los recursos entre las distintas ramas de la producción. Los productores pueden, a todos los efectos, recibir bonos de papel que les den derecho a retirar de la oferta social de bienes de consumo una cantidad de los mismos que corresponda al tiempo de trabajo efectuado: esos resguardos no son dinero. No circulan.
[2]Vassily Leontieff. Ver aquí.
[3]Heinz Dieterich. Ver aquí.
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