El programa
Pasaje Preferencial Estudiantil "es un instrumento social creado para garantizar el acceso de los estudiantes al sistema de transporte público, a través de la implementación de tarifas preferenciales [...]Su principal objetivo es la asistencia financiera, por parte del Estado, a la población estudiantil, mediante el
otorgamiento de subsidios a los transportistas, para disminuir la brecha entre los costos reales y los niveles tarifarios del transporte público. De este modo,
se garantiza la calidad plena de este servicio a escala nacional" (Negritas mías).
Este programa se cumple a través de dos modalidades. Una es el llamado
subsidio directo, que trae los siguientes beneficios:
- Coloca a disposición del estudiante el BDP como instrumento de pago intransferible.
- Con la creación del BDP, el Estado subsidia el valor del pasaje urbano y suburbano en un 70% y 60% respectivamente, manteniendo a los estudiantes el costo del 30% y 40% establecido por el Ejecutivo Nacional.
- Es un sistema auditable que asegura el ingreso del estudiante a la unidad, garantiza el pago completo al transportista y evita las tensiones entre estudiantes y transportistas.
La otra modalidad se trata de un
subsidio indirecto que "plantea que, por cada unidad debidamente inscrita en una organización de transporte y registrada en la base de datos del programa, se cancela una cantidad fija mensual, según la capacidad de puestos que posea el vehículo. En consecuencia, el transportista se compromete a prestar el servicio a todos los estudiantes que así lo requieran [...]A cambio de este pago mensual, [los transportistas] se comprometen a aceptar en sus unidades a todos los estudiantes posibles, los 365 días del año, las 24 horas del día. El conductor, además del pago mensual otorgado por el Estado, recibirá del estudiante una cantidad equivalente al 30% de la tarifa urbana vigente y 40% de la suburbana. El estudiante no realiza ningún trámite adicional sino que, tan sólo, cancela la tarifa preferencial al momento de ingresar al vehículo".
Es decir, que el Estado venezolano aprovecha la existencia del sector de transporte privado para brindar un servicio, en este caso a los estudiantes, que el propio Estado no puede o no considera necesario prestar por su propia cuenta (esto es, un servicio de transporte público escolar administrado por el Estado).
De esta manera se ahorra todos los incovenientes administrativos (salarios y prestaciones de choferes, talleres de reparación propios, repuestos, etc., etc., etc.), se lleva un control auditable de gastos y los estudiantes disfrutan de un servicio necesario a su misma condición de estudiantes que, aunque puede mejorarse, termina por ser de mejor calidad que si fuese administrado por el Estado.
Ahora bien, este esquema aplicado al transporte público, ¿no es posible aplicarlo a la sanidad y a la educación? De la misma manera como los estudiantes escojen el medio de transporte que les convenga en cada ocasión (en su caso pagando el 30% del costo), ¿por qué no tener unos tickets o cheques financiados por el gobierno para cancelar la escuela donde querramos enviar a nuestros hijos o para pagar la clínica donde querramos ser atendidos?
De esta manera se benefician tanto los usuarios de estos servicios como el propio Estado. Éste no tiene que ocuparse de la administración y dotación de los centros hospitalarios, tan sólo de cancelar a las clínicas el 100% de los gastos realizados por cada paciente. Por otro lado, siendo la salud privada más eficiente y menos costosa que la estatal, adicionalmente el Estado terminaria gastando menos.
Lo mismo es válido para la educación. Cada padre decide dónde enviar a sus hijos y el Estado le da unos "vouchers" o cheques escolares que entregará al centro educativo quien finalmente los cobrará en efectivo al gobierno de turno. (Bajo este esquema también pueden coexistir las escuelas públicas, y éstas deberán mejorar su calidad para atraer padres y alumnos pues sino deberán cerrar y ceder su alumnado a otras escuelas más eficientes y de mejor calidad.)
Hasta aqui hemos hecho énfasis en las ventajas económicas de este esquema de "vouchers" o cheques educativos y sanitarios. Por otro lado tenemos las ventajas para los usuarios en cuanto tales: la posibilidad de escoger, la ampliación de nuestras opciones al momento de decidir dónde darle educación a nuestros hijos o a dónde acudir por cuestiones de salud. ¿Deseo una educacion que haga énfasis en los aspectos religiosos o una educación totalmente laica? ¿Quiero enviar a mis hijos a un liceo militarizado o a uno de humanidades? Con el sistema de cheques escolares podemos dirigirnos a la institución educativa que mejor cubra nuestras aspiraciones, sin limitarnos a los planteles públicos que tienen una oferta restringida en cuanto a variedad y calidad. Igualmente, ¿deseo ser atendido en un hospital normalmente desabastecido o colapsado y esperar meses por una operacion o dirigirme a una clinica y recibir atencion completa e inmediata? Aun en el negado caso de que los hospitales publicos fuesen finalmente abastecidos y descongestionados, ¿no prefiere usted tener la oportunidad de escoger?
Los "vouchers" o cheques son un mecanismo que puede implementarse, como quedó explicado más arriba, mediante el gobierno, quien actúa como administrador de los recursos del Estado (que en realidad son de los ciudadanos): los impuestos y la renta petrolera. Un mecanismo alternativo sería la administración directa por parte del pueblo de esos recursos; en lugar de que fuesen repartidos a través del Estado serían depositados en un fideicomiso a nombre de cada ciudadano para usarse única y exclusivamente para gastos de educacion y salud, dentro de un proyecto llamado "Petroleo para el Pueblo" (que puede consultarse en esta direccion web
http://petroleoparaelpueblo.tripod.com).
En todo caso, ya sea con uno u otro mecanismo, al final de lo que se trata es de dar "poder para el pueblo", poder para que podamos elegir servicios tan básicos y fundamentales como educación y salud.