martes, mayo 16, 2006

Educación Pública y Esfera Privada

Aprovechando las "revolucionarias" y sinceras declaraciones de Luis Reyes Reyes, gobernador del estado Lara (sobre convertir las escuelas en fábricas de revolucionarios), resulta conveniente traer a discusión el tema de la educación pública la cual no tiene porque ser provista por el Estado.

El que la educación sea pública y gratuita no implica necesariamente que deba proveerla el Estado.

Perfectamente es posible que cada particular escoja la escuela de su preferencia y la matrícula de ésta sea pagada por el Estado, de este forma se evitaría, por ejemplo, el "problema" con la enseñanza de religión en las escuelas: los padres encontrarán la escuela apropiada donde se impartan clases de la religión de su preferencia; y así con otros temas relacionados.

Lo importante es tener estas alternativas. ¿Usted quiere que sus hijos sean revolucionarios? Pues en un sistema de elección libre de escuelas seguramente encontrará una institución donde su retoño se convierta en un orgullo para la Revolución. ¿Usted quiere que sus hijos reciban su enseñanza en una escuela de inspiración budista? Búsquela y la encontrará. Pero con un sistema de enseñanza pública donde el político de turno determina "lo que debe ser" cada persona, nos dirigimos irremediablemente a... ¿Cómo es que lo llaman? Ah, si, nos dirigmos hacia un "pensamiento único".

Dejo aquí un enlace a un post que sobre alternativas a la educación pública publiqué hace un tiempo: Enlace. Existen alternativas viables que deben conocerse para no depender de la politizacion de la enseñanza.

1 comentario:

ArgenClic dijo...

Suponer que el agente educador principal es la escuela es un error, pues es y debe ser la familia la que, en el ámbito privado otorga bienes culturales diferenciales como religión, valores, etc. El Estado debe proveer lo común, el acceso a la cultura de todos. También es un error pensar que las escuelas públicas o privadas deben desarrollar currículas autónomas completamente, ya que implica considerar a la educación pública un bien de mercado y no un derecho humano. Por útimo, las necesidades culturales de quienes no son potenciales consumidores (porque no tienen dinero para comprar) dificilmente sean tenidas en cuenta por el Mercado, cuyo fin es comerciar mercaderías. Garantizar que los derechos humanos sean para todos es una labor del Estado (o sea, todos).